Las niñas que estuvieron en el origen del baloncesto en Álava

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Chicas jugando al balón en 1953 en el patio de las Aliadas de la calle Zapatería. / El Correo.

En un patio de la Zapa, unas chicas comenzaron a escribir la historia de este deporte en la provincia

Por Roberto Arrillaga.Publicado en El Correo (28/11/18)

«¡Maricones!», les gritaban en los partidos. No era fácil jugar al baloncesto en Vitoria a principios de los 50. Primero porque, a la vista queda, el público no conocía el juego. De hecho las canastas se cantaban como goles y los aficionados protestaban ‘orsays’ en los contraataques. Y segundo, porque los jugadores no tenían el conocimiento técnico-táctico necesario porque no había entrenadores. ¿Y el arbitraje? Otra otra cosa a lo que el público se tuvo que acostumbrar.

El fútbol educó al aficionado en un registro muy permisivo al contacto físico y extremadamente escandaloso en la protesta al juez. Así que era fácil escuchar este tipo de improperios cuando se pitaban faltas al impedir un desplazamiento o técnicas cuando se «descuidaba en algún aspecto la compostura en la vestimenta». Y, por si eso fuera poco varonil para la época, al reglamento se le añadieron alocadas circulares que obligaban a vestir pantalones cortos de raso o llevar el equipaje en una bolsa circular. Pero los años 50 no son el origen del baloncesto alavés como todo el mundo cree.

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Portada de las circulares que se recibían en la sección femenina de la capital alavesa.

El baloncesto en Álava nació en 1940 y lo hizo como un deporte eminentemente femenino.

Tirso Aísa Zárate, delegado de deportes del S.E.U., estableció que la recreación deportiva juvenil masculina de la posguerra fuera el fútbol, el atletismo y el ciclismo.

Para las chicas, concebidas como personas frágiles y poco aptas para el ejercicio físico, las disciplinas ideales serían la danza, gimnasia, natación, hockey-hierba y baloncesto.

En este tiempo de posguerra, los jóvenes alaveses no practicaban deporte ya que trabajaban para ayudar a la maltrecha economía doméstica.

Por ello, la Sección Femenina de la Falange asumió la iniciativa deportiva juvenil en Vitoria y se estableció en el Instituto Secular de Alianza en Jesús por María, conocido como ‘Las Aliadas’, sito en la calle Zapatería 73-75.

El 14 de marzo de 1939 se recibió en este domicilio el primer reglamento de baloncesto, una clara invitación del Régimen a formar un equipo. Vitoria respondió con la instalación de la primera canasta, solo una, en el patio del edificio donde las afiliadas hacían ejercicios gimnásticos. Pero aquello no cuaja. Sobre todo, porque nadie sabía cómo diantres se jugaba a aquello con tantas reglas y la solitaria canasta pasó un año con poco trabajo.

Hasta que Urbano Nájera, encargado de relanzar el baloncesto, decidió colocar la segunda. Esta vez iba en serio. Tanto, que el 2 de Junio de 1940 se disputó el primer partido de baloncesto documentado en Álava. Por San Fernando, diez jóvenes vitorianas de menos de 15 años realizaron una rudimentaria exhibición sobre la corraliza de la calle Zapatería.

De forma clandestina, aquellas chicas dieron a luz al baloncesto en Vitoria sobre un campo de 6×10 metros con un gallinero en la banda. Esta rampa de salida era de pendiente pronunciada y todo se precipitó.

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Alzado del primer campo de baloncesto en las Aliadas. 

Éxito de público

En agosto de 1940 se aprobó la Ley de Reclutamiento y Reemplazo del Ejército que suponía la obligatoriedad de destino en el servicio militar. En el último trimestre llegaron varios quintos desde Cataluña donde se jugaba al baloncesto desde hacía veinte años. Roca, Grau, Gendrá, Montrech, Busquet, Juan Soler… Junto a ellos, el profesor titulado de la Escuela de Educación de Toledo, teniente Antonio Sáez de Ibarra, que dotó al cuartel de artillería nº 25 de unas canastas móviles y plegables.

Con todo ello, el 3 de diciembre, en la celebración de Santa Bárbara, patrona de los artilleros, se añadió una exhibición de baloncesto al partido anual de fútbol entre cuarteles. En el descanso y sobre el césped de Mendizorroza se disputó el primer partido masculino de baloncesto en Álava.

El baloncesto pasó muy rápido de un patio dela calle Zapatería al césped del campo de fútbol de Mendizorroza.

A diferencia del primer encuentro, este sí tuvo una repercusión importante. Por el escenario y por la cantidad de público que lo presenció. El baloncesto pasó de un patio con gallinero de la Zapa al terreno de juego por excelencia de Vitoria. Y gustó. Es entonces, cuando la S.F. tomó la iniciativa y propuso al alférez provisional del nº25, Juan Soler, que se hiciera cargo del equipo femenino de la organización. Lo que nadie sospechaba es que en seis meses serían campeonas de España. Pero eso es otra historia